Minería
Las expectativas que creaba la concesión para el que sería el Ferrocarril de Langreo estimuló una auténtica fiebre registradora sobre los criaderos de carbón, que alcanzó especialmente al sector situado entre Sotrondio y El Entrego, cuando aparecen concesiones como Generala o Sallosas.
Desde 1848 diferentes Sociedades laborearon estos cotos de El Sotón, como la Sociedad Minero Cántabra de Santa Ana, a la que sucederían Hulleras de Santa Ana, y luego Carbones de Santa Ana, que supone la entrada parcial de la familia Herrero en el negocio, de la mano de Gaspar Martínez, uno de los más olvidados pero decisivos empresarios mineros de la segunda mitad del siglo XIX. Será a fines de la década de 1870 cuando la Banca Herrero se haga con el control de la Sociedad, modernizando las explotaciones, extendiendo los ramales ferroviarios e incorporando el vapor a la tracción. En 1902 la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera (SMDF) absorberá todos estos cotos, que sumados a los de la Unión Hullera en 1906 y los de Felgueroso Hermanos en la siguiente década, convertirán a la Duro en la principal firma hullera del país. En manos de la SMDF el área del Sotón seguirá creciendo, desarrollándose el gran pozo de la Sociedad, el Sotón, que acabaría por sustituir a las minas de montaña a partir de 1926.
Las bocaminas del Sotón, accesibles desde la carretera de Oviedo, son las herederas de este complejo proceso empresarial, pero también valiosos ejemplos de la evolución en el tratamiento de las antiguas entradas a las minas de montaña. Las conocidas como Sotón Antiguo corresponden a los primero momentos de la explotación y presentan sencillas lajas irregulares de piedra, que contrastan con la Bocamina Nueva, una de las primeras en ser singularizada por la Duro, en 1907, ya con sillar en las dovelas. Las de Sallosas y Generala deben su aspecto actual a rehabilitaciones de 1934 y 1940, necesarias para servir al pozo Sotón, la primera como pozo de tierra y la segunda para la ventilación y como como entrada de las mulas por su pozo plano. Son estas dos las que muestran el estilo definitivo de la Duro en el tratamiento de sus bocaminas, con una gran clave y muros de mampostería.
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