Arte y cultura
Película muda de ficción rodada en 1926 con tomavistas de 35 mm, uno de los primeros largometrajes de producción asturiana. Fue dirigida por Juan Díaz Quesada, cubano de origen asturiano, y patrocinada por Gerardo Pombo, integrante de una familia propietaria de varias salas de cine en Mieres. Se estrenó en el Cinema Princesa de Madrid el 28 de enero de 1928 y dos días más tarde en el Teatro Pombo de Mieres.
La trama principal, un romance interclasista, tiene como trasfondo la actividad minera e industrial de Mieres en un momento de especial trascendencia, amenazados los intereses de la industria asturiana por la falta de protección frente a la competencia extranjera. Cada uno de esos protagonistas representan mundos opuestos y, al estilo de La aldea perdida de Armando Palacio Valdés, aparecen confrontados el idílico mundo rural preindustrial, el espacio vital de la protagonista, frente al derivado de las nuevas actividades económicas, transformadoras del paisaje y las formas de vida de los habitantes de la zona, entre ellos el protagonista masculino.
La acción se desarrolla íntegramente en el concejo de Mieres, siendo reconocibles localizaciones como las instalaciones de Fábrica de Mieres, Mina Mariana, el palacio Velarde de Valdecuna, el antiguo convento de los Padres Pasionistas derribado en 1963 o el puente de La Perra, que acababa de ser destruido por una de las habituales riadas del Caudal.
Los actores principales y la multitud de figurantes que intervinieron en el rodaje, eran habitantes del concejo de Mieres. El papel femenino protagonista lo encarnó Josefina Gutiérrez Álvarez, Pepina “La Melona”, y el masculino José Menéndez, “Pinón”.
El final feliz, la boda de ambos jóvenes, reúne a buena parte de la población mierense que baila la Danza Prima, con la actuación del gaitero José González Álvarez, “José de la Piedra”. La imagen de este intérprete aparecerá representada en el magnífico cartel original firmado por Vinfer, César Fernández Ardavín.
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