por Natalia Tielve García
Doctora n’Historia del Arte, Profesora Titular d’Historia del Arte na Universidá d’Uviéu, ye Secretaria d’INCUNA, Asociación d’Arqueoloxía Industrial y Vocal del Conseyu de Patrimoniu Cultural del Principáu d’Asturies.
La edad de oro de la máquina, el largo proceso industrializador que arranca en el siglo XVIII con la introducción del trabajo organizado y mecánico, ha dejado una penetrante huella en el hombre y en la sociedad, en el arte y en la cultura.
Sigfried Giedion en su célebre ensayo La mecanización toma el mando no dudó al considerar el cultivo del progreso, la técnica y la máquina como los más elementales pilares sobre los que se ha levantado la sociedad contemporánea: energía, dinámica, funcionalidad, adaptabilidad, seriación, estandarización, racionalidad… valores, atributos y percepciones íntimamente vinculados a la mecanización. Valores que han tenido una innegable repercusión en las formas de vida y de pensamiento, en el tiempo y en el espacio, en las manifestaciones culturales y artísticas, tanto en su dimensión simbólica como significativa.
El mundo del trabajo, el orden laboral, el paisaje y, como no, el espacio vivido pueden rastrearse y reconocerse en diferentes lenguajes que van desde la pintura a la música, pasando por la escultura, el cine, la fotografía, el comic y otras propuestas creativas. El fruto de todas estas experiencias son imágenes, palabras, acciones y evocaciones - materiales e inmateriales - que ayudan diseñar un relato, el de la industrialización. Todo un universo de representaciones que, desde su potencial comunicativo y expresivo, contribuyen a crear y recrear, a construir y reconstruir la memoria del trabajo y de la industria. Ecos de un saber hacer y de un saber estar, de unos oficios, unas costumbres y una sociabilidad que indefectiblemente se han ido diluyendo.
Una dimensión cultural y artística que engarza el pasado con el presente y sobre la que se erige una identidad en la que podemos reconocernos: la identidad industrial. La propia de un patrimonio extremadamente frágil, sistemáticamente amenazado por una perversa actitud postmoderna – donde la trivialización va lamentablemente asociada a la espectacularización - desde la que acecha el lado más oscuro de Saturno: el ligado a la voracidad y el ansia de modernización, alimentado por la codicia y la fiebre demoledora. Frente a ello solo queda un camino, el del conocimiento, la reflexión y la comunicación. Y es que solo quién conoce respeta.
Álvarez Areces, M.A., Arqueología Industrial: el pasado por venir, CICEES, Gijón 2007.
Álvarez Areces, M.A. “Un Futuro para nuestro pasado”, en revista Arquitectura Viva, p. 13-19, 2016.
Domínguez Rodríguez, R, “La marquesina de la Rocica. Un punto de inflexión en la salvaguarda del patrimonio industrial de Avilés (Asturias)”, en Urbs et ager, 2019.
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Suárez Antuña, F., “Los instrumentos de protección del Patrimonio industrial en el marco del planeamiento y la ordenación urbanística”, en Ruiz de la Peña Ruiz, D. (Coord.): Los Catálogos Urbanísticos en el Principado de Asturias, Universidad de Oviedo, 2013, p. 187-214.
Tielve García, N., “La memoria del pasado industrial. Conservación, reutilización y creación de nuevos equipamientos”, e-rph. Revista de Patrimonio Histórico, 2016.
Tielve García, N.; Suárez Antuña, F., “Patrimonio Industrial en Asturias. Un balance metodológico”, en Pensar y actuar en el patrimonio industrial. Nuevos enfoques en la arqueología y el patrimonio industrial, CICEES, INCUNA, 2018.
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