Estación – Apeadero

La terminal avilesina se instaló de forma provisional al sur del casco urbano, cerca de la ría, y el ingeniero Manuel García de la Cruz proyectó un edificio de madera, provisto de una sola planta rectangular. Su estructura estaba formada por montantes verticales y vigas horizontales, con un cierre de tablas horizontales y cubierta a dos aguas. En su estado primitivo estaba formado por cinco tramos; uno de los situados en los extremos albergaba las dependencias de circulación y se proyectaba hacia la vía. Posteriormente sería prolongado en dirección norte con una estructura un tanto diferente que mantuvo sin embargo su estética original.

Aunque proyectado a modo de estructura provisional a la espera de otra de mayor empaque, lo cierto es que se convirtió en definitiva. Inicialmente funcionó como término, hasta que, en 1953, se inauguró el primer tramo del Ferrocarril Ferrol-Gijón hasta Pravia. Si bien en principio se proyectó una variante para evitar esta estación, finalmente se decidió emplear la existente, enlazando la vía de Pravia con las del Carreño.

De esa forma ha llegado en servicio hasta nuestros días después de un siglo, con algunas modificaciones recientes propiciadas por la instalación de la señalética moderna o el cierre perimetral de los andenes.

El apeadero de Avilés es un caso extraordinario dentro del patrimonio ferroviario español, puesto que es el único edificio de madera que se mantiene en servicio en nuestro país. Este tipo de estructuras fueron relativamente habituales durante los primeros tiempos del ferrocarril, pero todas terminaron sustituidas por construcciones de obra, con la notable excepción del ejemplar asturiano. Además, representa un interesante ejemplo de la escasa arquitectura producida por el Ferrocarril del Carreño, una línea de gran importancia en el desarrollo de la red de vía estrecha del Principado.

Guillermo Bas Ordóñez