Parque Dorado

En la década de 1860 se construyó la carretera de Oviedo, pero un brazo secundario del Nalón amenazaba el vial con cada crecida del cauce. Será a partir de 1896 cuando se acometa la canalización del río, que permitirá incorporar a la función urbana los terrenos recuperados entre el cauce fluvial y la carretera, y que vertebrarían el crecimiento de la villa durante más de un siglo. Entre estos, en una amplia parcela de casi cuatro hectáreas rellenada con estériles de las minas de Santa Ana vería la luz en 1905 uno de los primeros parques públicos de Asturias y, durante bastante tiempo, el más extenso: el Parque Dorado.

A lo largo del siglo, el parque Dorado tuvo incorporaciones y reformas que, no obstante, mantuvieron unas líneas generales que se conservan hasta la actualidad. Fue la reforma de los años cincuenta la de mayor calado, cuando se sustituyó la gandinga- la ceniza roja de diversos estériles industriales- por asfalto, se reordenó el paseo central eliminando los bancos dobles y otros elementos degradados, y se levantó el monumento al trabajo en su flanco menor meridional, eliminado luego parcialmente en los años ochenta. Y es que, junto a una amplia variedad de especies vegetales donde priman las caducifolias como los plátanos, pero donde encontramos cedros, acacias o aligustres, son numerosos los elementos que encontramos en el parque y que datan de todo el siglo XX. Destaca el quiosco de la música, de 1906 y obra como el resto del trazado del jardín de Juan Manuel del Busto, entonces arquitecto municipal de Langreo. Igualmente, entre los monumentos existentes merecen mención dos, realizados ambos gracias a la suscripción popular: el monumento al fundador, el alcalde Dorado que da nombre al parque, de 1906; y, sobre todo, el realizado a Luis Adaro y Magro en 1918, realizado por Lorenzo Collaut Valera, que consta de un busto del industrial colocado sobre un pedestal en el que se asienta la figura alegórica de la Carbonera.

Faustino Suárez Antuña