Minería
En 1895 se constituye la Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara (SIA), promovida por el ingeniero y empresario José Tartiere Lenegre con el apoyo financiero de otros inversores como Policarpo Herrero. Tartiere jugará un papel relevante en la industrialización asturiana, participando en un buen número de empresas en sectores como la producción de la energía, la banca o el transporte.
La SIA concentrará su actividad minera en el concejo de Aller, compartiendo espacio con la poderosa Sociedad Hullera Española del marqués de Comillas. Sus concesiones en la zona se repartirán por el valle medio del río Aller y el del río Negro, organizadas en varios grupos como Santa Bárbara, Santa Ana o Campueta. En Oyanco se localizará el centro logístico de la empresa, con instalaciones como lavaderos y cargaderos. Al servicio de los grupos, asegurando la comunicación entre ellos y la salida del carbón, la empresa diseñó una completa red ferroviaria que incluía un tranvía de vapor que descendía por la carretera hasta Ujo-Taruelo, para enlazar con el Ferrocarril Vasco Asturiano y la estación del Norte de Santullano.
En la década de 1950, ante el agotamiento de los grupos de montaña, la SIA profundiza cerca de Orillés el Pozo San Fernando. Se trata de un pozo balanza con un sistema de evacuación del carbón distinto a los pozos verticales convencionales y que fue necesario adoptar debido a su localización a media ladera. La salida del mineral no se realizaba por el embarque del castillete sino a través del socavón de Santa Ana de 1.850 metros de longitud situado en el fondo de valle. Por ese socavón también entraban los mineros, tomando la jaula en el interior y ascendiendo con ella hasta cada una de las cuatro plantas, siendo efectuada la tracción por contrapesos, de tal manera que el carbón seguía una trayectoria inversa al descender por la jaula hasta la primera planta donde se localiza el socavón.
La actividad minera de la SIA cesó tras su incorporación en la empresa estatal HUNOSA en 1967.
De las instalaciones del pozo San Fernando se conservan, en un entorno de gran belleza, el castillete de acero roblonado y 15 m de altura, el edificio de la casa de máquinas y el socavón de Santa Ana.
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