Pozo San Jerónimo

Minería

Pozo San Jerónimo

Santianes, Teverga

397683577

Transversal de La Cruz

349708811

Pozo San Jerónimo

La minería del carbón en los Valles del Trubia comienza en Quirós a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX; aunque secundaria respecto a la Cuenca Hullera Central, este territorio tuvo una dilatada historia minera que, en el caso del vecino concejo de Teverga, se iniciaría en 1900 con la constitución de la Sociedad Minas de Teverga, cuyo objetivo era explotar los yacimientos del entorno de Santianes. 

Dos años después de su aparición, la empresa abriría el Transversal de La Cruz, cuyos carbones eran transportados por ferrocarril hasta el lavadero de Entrago y, desde ahí, enlazar con el Ferrocarril Minero de Quirós en Perihuela – a través de un ramal abierto en 1909–   para trasladar el mineral hasta Trubia.

Finalizada la Guerra Civil la empresa minera desaparece y sus bienes pasan a una nueva sociedad creada en 1941 y denominada Carbones de Teverga, que pronto traspasaría todos sus bienes a Hulleras e Industrias S.A. (HULLASA), creada un año antes con capital vasco y catalán y que pasaría a ser el gigante minero de estos valles hasta su traumática desaparición en 1992.

Santianes se convertiría en el principal foco de extracción de HULLASA, que comienza a plantearse la idea de profundizar un pozo vertical, el de San Jerónimo, cuyas obras comienzan en 1958. Las obras durarían hasta 1966, cuando salen los primeros carbones; para su transporte se sacaban por el Transversal de La Cruz, comunicando directamente la caña del pozo con el ferrocarril. El pozo alcanzó una profundidad de 230 metros distribuido en cuatro plantas, donde su castillete, único en todo el valle del Trubia, es un icono cuya memoria se mantiene viva; junto con la sala de máquinas y el socavón de La Cruz, el conjunto fue restaurado en 2004 y está a la espera de su desarrollo como centro interpretativo. 

San Jerónimo también fue un símbolo de la lucha obrera. La no inclusión de HULLASA en HUNOSA iniciaría un lento y agónico proceso que llevaría al cierre definitivo de la empresa en 1992, con numerosas protestas y encierros, el más destacado el producido en 1987 cuando nueve mineros permanecen en su interior durante veinte días.

Manuel Antonio Huerta Nuño 

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