Pozo Figaredo

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Pozo Figaredo

El precedente de Minas de Figaredo será la sociedad Coto Paz de Figaredo creada para explotar yacimientos de carbón en la convergencia de los valles de Aller y Turón. La empresa será propiedad desde 1866 de Vicente Fernández Blanco y más tarde de su hijo, Inocencio Fernández Martínez de Vega quien acabará adoptando el apellido Figaredo. En los primeros años del siglo XX empleaba ya a 200 obreros con una producción anual de 25.000 toneladas.

La explotación se organizaba por medio de pisos de montaña conectados entre ellos con planos inclinados y con la zona donde se localizaba el taller de clasificación y lavado, además de hornos de cok en la localidad de Cortina. 

En 1932 la empresa familiar Viuda e Hijos de Inocencio Fernández pasará a denominarse Minas de Figaredo, S.A. Al tiempo que continuaba con la explotación de sus minas de montaña, la empresa diseñó un gran campo de explotación en las cercanías de Figaredo, que incluyó dos pozos verticales y una fábrica de subproductos.

La profundización del primero de ellos, el Pozo San Vicente, se inicia en el año 1929 aunque la finalización de las obras no se produce hasta la década de los cuarenta. Las reprofundización llevada a cabo en la década de 1980 exigió la sustitución del primitivo castillete por la actual torre de extracción. El pozo llegó a alcanzar una profundidad de 500 metros. El segundo de ellos, el Pozo San Inocencio, alcanzó los 470 metros de profundidad en diez plantas. Su castillete, de 31 metros de altura, fue construido por Fábrica de Moreda-Gijón e instalado en 1957 para comenzar la producción un año más tarde. En estos años fueron proyectados una buena parte de los edificios conservados: casa de máquinas (1955), oficinas (1956), casa de aseos y lampistería (1960)

A finales de la década de 1970  Minas de Figaredo atravesó una profunda crisis que derivó en la presentación de un expediente de regulación de empleo para sus 1.650 trabajadores. Tras una intensa lucha sindical y social, incluida una manifestación en Mieres a la que asistieron 40.000 personas en abril de 1979, la empresa se integró en el Instituto Nacional de Industria. En 1998 se incorpora en HUNOSA, siendo la última empresa en hacerlo. Sus instalaciones cierran definitivamente en el año 2007.

Mónica García Cuetos

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