Pozo Llamas

Minería

Pozo Llamas

Ablaña, Mieres

Los cotos mineros de Ablaña eran objeto de laboreo desde, al menos, el último tercio del siglo XIX, beneficiando un productivo yacimiento que se extendía hacia el concejo de Riosa. Primero mediante minas de montaña, la empresa Mina Llamas intentaría luego su explotación mediante un pozo plano relegado ante la profundización de un pozo vertical de extracción de tres plantas y ciento treinta metros abierto en 1941 bajo el nombre de San José.

Dos años después la empresa es absorbida por la minero metalúrgica cántabra Nueva Montaña Quijano, que reprofundizaría la explotación alcanzando cien metros más. Para atender la nuevas cotas de profundidad, la empresa hubo de sustituir el pequeño castillete fundacional montando uno prácticamente idéntico pero de mayor tamaño, ambos construidos en los talleres de la cercana Fábrica de Mieres. El castillete original sería adquirido una década más tarde por la Empresa Nacional Siderúrgica (ENSIDESA) como castillete de profundización para el Pozo Monsacro, siendo desmantelado después de cumplir esta última función. 

Los castilletes de Llamas constituyen un caso muy singular dentro de este tipo de construcciones: de celosía de acero roblonada, su mayor peculiaridad reside en la posición del castillete respecto a un brocal que no llega a superar y enmarcar con el habitual cajón de acero. Así, se coloca en voladizo sobre el pozo con dos únicos pies derechos, de modo que los cables pendían de las poleas por fuera de la estructura del castillete creando una imagen de cierta elegancia y una inestabilidad solo aparente. Para conseguir el equilibrio, los dos pies derechos son arrastrados por las tornapuntas, con una densa obra de celosía de gran belleza y complejidad que aún hoy podemos admirar. Debido a sus características, la máquina de extracción se situaba en una posición elevada dentro de la casa de máquinas, para lograr el necesario ángulo de tracción de las jaulas.

En 1967 Nueva Montaña integra la explotación de Ablaña en Hunosa, que mantiene su actividad hasta mediada la centuria de 1970. Desde entonces el pozo inicia un proceso de deterioro que acabará desvirtuando un valioso testimonio de la intensa actividad minera de este valle del Caudal.

Faustino Suárez Antuña

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