Central del Narcea

La participación del empresario tinetense Higinio González Mayo fue determinante para elegir la ubicación, favorecida por su cercanía tanto a las minas de antracita de las cuencas de Tineo y Cangas del Narcea como al río Narcea. Un busto de bronce presidió la entrada al poblado de la central hasta fechas recientes, cuando fue robado.

Los condicionantes específicos del carbón de la zona, con un bajo contenido en volátiles y alto en cenizas, determinaron las obras de diseño y construcción de la central. Así, en 1965 se inauguró el primer grupo, compuesto por una turbina inglesa Parsons y una caldera estadounidense Foster Wheeler. La potencia de 65 MW fue incrementada con la entrada en funcionamiento del segundo grupo en 1969, integrado por una turbina suiza Brown Boveri que llegó a generar 154 MW adicionales. El último grupo, inaugurado en 1984, aportó con una potencia de 364 MW con una caldera de la marca alemana Balcke Dürr.

El recinto se completó por una serie de instalaciones auxiliares que favorecían su correcto funcionamiento, entre los que encontramos como elementos destacados la torre hiperbólica de refrigeración del tercer grupo, de ochenta y dos metros de altura, así como la chimenea de los grupos II y III que superaba los doscientos. A todo ello se suman los espacios para el almacenamiento de cenizas, así como de decantación, depuración y homogeneización de carbones.

La Central Térmica del Narcea fue desconectada de la red eléctrica el 30 de junio de 2020, iniciándose entonces un proceso de desmantelamiento y demolición que ha obviado el estudio de sus posibles valores patrimoniales. La torre de refrigeración fue derribada en diciembre de 2023, junto a los silos de cenizas y las chimeneas de la primera fase constructiva. Las de los dos últimos grupos, unidas en una misma estructura envolvente, serán derribadas en el transcurso del año 2024.

Rubén Domínguez