Industrias
La ciudadela de Celestino Solar es un revelador testimonio de la importancia que este tipo de infravivienda llegó a tener en la ciudad de Gijón, donde han llegado a documentarse más de doscientos alojamientos que respondiendo a estos esquemas fueron levantados entre los últimos años del siglo XIX y la segunda mitad siglo XX.
Los reducidos salarios, la inestabilidad laboral y la escasa oferta de alojamientos están detrás de la aparición de esta tipología residencial que, destinada preferentemente a obreros, se levantaba en los patios de manzana de las zonas de ensanche, quedando oculta a la vista de todos desde la vía pública. En un espacio exiguo, las ciudadelas agolpaban alojamientos extremadamente humildes, agrupados en batería, elevados a una sola altura, construidos en mampostería y con tabiques de ladrillo, que compartían los servicios higiénicos y que contaban con una reducida superficie, a lo sumo 40 metros cuadrados. Su distribución interna era muy sencilla: por lo general constaban de un pasillo entorno al cual se disponían cuatro cuartos – cocina, dos dormitorios y sala – dos de los cuales eran exteriores y otros dos ciegos. Las casas eran ocupadas en régimen de alquiler.
El número de viviendas con las que las ciudadelas contaban oscilaba entre dos y la veintena. En concreto, la de Celestino Solar, también conocida como ciudadela de Capua, comprendía veinticuatro casas que fueron habitadas entre los años 1877 y 1975. Construida en el centro de la manzana limitada por las calles Ezcurdia, Capua y Eladio Carreño, estaba organizada en tres baterías de viviendas y dos patios. El acceso al recinto se efectuaba a través de un angosto callejón, desde Capua, encubriendo su vergonzante presencia a quienes transitaban por la calle principal. Junto a las casas fueron instalados cuatro retretes, un lavadero y un pozo, las únicas dotaciones básicas dispuestas en la ciudadela y que debían compartir sus moradores, un promedio de cien.
Recuperada como espacio musealizado, dependiente en su gestión del Museo del Ferrocarril de Asturias, en la ciudadela de Celestino Solar es posible observar hoy día las trazas de alguno de los alojamientos.
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