Estación de Villabona

Transportes

Estación de Villabona

Villabona, Llanera

Los últimos años del siglo XIX vieron la apertura de distintos ramales ferroviarios que, desde la línea principal de Gijón, alcanzaban varios centros industriales del Principado. Uno de ellos fue el de San Juan de Nieva, inaugurado en 1894 por la Compañía del Norte. Su lugar de enlace con el trazado León-Gijón se situó en la población de Villabona, que hasta entonces carecía de estación.

El estado actual de su edificio, sin embargo, no es original, sino que es el resultado de la historia de este enclave. El proyecto primitivo fue redactado en 1885 para todas las estaciones de los ramales asturianos y constaba de un edificio rectangular de planta baja. Efectivamente, en origen la línea de Avilés enlazaba con la general justo después de la estación para describir un lazo y cruzar sobre la vía que se dirigía a Gijón.

Sin embargo, en 1912 esa distribución fue alterada para ampliar la capacidad de sus vías. Así, el empalme de la línea de Avilés de realizó al sur de la estación, de manera que el edificio quedó rodeado por las vías y se convirtió en una edificación en isla, al tiempo que se ampliaban las instalaciones de la reserva de locomotoras situada al norte. Esta disposición no es extraña en estaciones en las que convergen varios itinerarios, pero lo peculiar del caso de Villabona es su aparición más tardía.

Con motivo de esa modificación, el edificio original fue ampliado con un segundo piso reservado a viviendas de ferroviarios, mientras que la planta baja quedó destinada únicamente a las dependencias de circulación. Esta reforma se llevó a cabo en otras estaciones del mismo modelo, como Sama, aunque los resultados finales no fueron idénticos.

Se trata de un diseño muy clásico, con cinco tramos formados por vanos de arco rebajado, muros de mampostería enlucida y cubierta a cuatro aguas. Sin embargo, su elemento más distintivo es la presencia de una marquesina formada por perfiles metálicos y columnas de fundición que rodea totalmente el edificio, una disposición muy peculiar que deriva de su situación en isla y que seguramente se añadió con motivo de la ampliación.

La estación se encuentra cerrada desde hace bastantes años y ha perdido buena parte de sus instalaciones anejas, aunque continúa prestando servicio de cercanías. Su fábrica se mantiene sin grandes reformas y, a pesar de su creciente deterioro, que incluye el desplome parcial de la cubierta, constituye un ejemplo único dentro de la arquitectura ferroviaria asturiana.

Guillermo Bas Ordóñez

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