Locomotora JOP 13

Su diseño se inspiraba en uno realizado tres décadas antes para la cementera Asland, que adquirió dos ejemplares destinados al ferrocarril que unía las localidades toledanas de Villaluenga y Villaseca. Los planos fueron convenientemente modernizados en el aspecto constructivo y también en el estético. Tenían cuatro ejes motores, cilindros exteriores y tanques laterales para el agua y estaban equipadas con otras mejoras como alumbrado eléctrico o freno de vacío.

Las locomotoras de la institución gijonesa estaban pintadas en negro con fileteado en verde y destacaban siempre por su impecable estado de conservación, con todos los componentes de bronce o latón pulidos. No es de extrañar por lo tanto que se convirtieran en un potente atractivo para los fotógrafos ferroviarios que se acercaban al Principado.

La número 13, junto con su hermana gemela, estuvieron al cargo de las maniobras más pesadas entre Aboño y los cargaderos y muelles del Musel. Su vida útil, sin embargo, fue de apenas veinte años pues quedaron fuera de servicio con la llegada de las locomotoras diésel. Mientras que el primer ejemplar fue desguazado, el segundo quedó apartado en el depósito de máquinas hasta su rescate y rehabilitación por parte del Museo del Ferrocarril de Asturias, donde se puede contemplar en la actualidad.

El interés de este ejemplar tanto en su tamaño (fue la mayor locomotora ténder de vía ancha que circuló en los ferrocarriles industriales asturianos) como en su valor de muestra de un diseño específico elaborado por la industria española en el ocaso de la construcción de las locomotoras de vapor.

Guillermo Bas Ordóñez