Locomotora SIA 1

Con el fin de facilitar la salida de sus carbones, la empresa optó por la solución más sencilla, que fue tender un tranvía por la carretera enlazando las minas de Santa Ana y Los Pontones con el lavadero de Oyanco. Desde allí, descendía hasta la estación del Norte de Santullano, dando acceso en su recorrido a la fábrica de aglomerados que se estableció en Figaredo. No solo prestaba servicio minero, sino que disponía también de trenes de viajeros de uso público y se eligió un ancho de vía de 750 milímetros, que aumentaba su capacidad de transporte.

El servicio corrió a cargo de varias locomotoras norteamericanas, construidas por Vulcan Iron Works. La primera de ellas, que llevó el número 1, fue adquirida en 1916 y en origen se dedicó al remolque de trenes de viajeros. A tal efecto vino de fábrica provista de un faldón de chapa que cubría sus ruedas para evitar accidentes a su paso por la vía pública. Otros aspectos notables de esta máquina eran su tanque de agua de albarda o la consabida campana que advertía de su llegada, características que perdería con el transcurso de los años.

A mediados de los años 30, el tranvía de la Sia fue clausurado en su mayor parte tras la ampliación del Vasco Asturiano de Ujo a Collanzo, al tiempo que suspendió su tráfico de viajeros. Solo quedaron en servicio los ramales que comunicaban las minas con el lavadero y en ellos circuló la número 1 hasta su clausura definitiva por Hunosa en 1971.

En ese momento fue trasladada al lavadero de Sovilla como monumento. Permaneció allí hasta su rescate y restauración por el Museo del Ferrocarril de Asturias. Sus peculiares características y su origen hacen de ella una pieza de alto valor patrimonial.

Guillermo Bas Ordóñez