El modelo elegido fue el de las locomotoras Borsig de la serie 22 a 24, que habían sido suministradas a principios del siglo XX para el Ferrocarril General. El momento fue el de la Posguerra, cuando el aumento de tráfico hizo necesario incorporar más ejemplares y la industria privada no estaba en condiciones de hacerlo.
De esa forma, entre los años 1945 y 1954, la Sección de construcción de la empresa, situada en La Felguera, construyó ocho ejemplares copiando las características de las Borsig. Formaron la serie 31 a 38 y fueron destinadas indistintamente al Ferrocarril General o a la red interior de la planta siderúrgica de Duro.
Dos ejemplares de ese modelo han llegado hasta nuestros días. La primera es la número 35, bautizada Adaro en honor al célebre ingeniero que había ocupado la dirección de la compañía en sus primeros tiempos. La segunda es la número 38, que no tuvo nombre y fue puesta en servicio en 1954, dos años después que su compañera. Posee la distinción de ser la última locomotora de vapor de ancho de vía de 650 milímetros construida para la SMDF.
En tiempos de HUNOSA, ambas máquinas fueron adaptadas en los talleres de Santa Ana al ancho de 600 milímetros y enviadas a Turón, donde circularon en el ferrocarril que unía La Cuadriella con Fortuna, hasta su clausura en 1972.
Posteriormente ambos ejemplares regresaron al valle del Nalón, esta vez ya como monumento. La Adaro fue colocada en los jardines del Pozo Sotón y su hermana en el pozo Entrego. Tras el cierre de este último pasó al Pozo María Luisa.
Ambas constituyen un buen ejemplo de la adaptación de un modelo foráneo por parte de la industria asturiana y un testimonio muy representativo de los ferrocarriles industriales de la cuenca del Nalón.
Guillermo Bas Ordóñez
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