Industrias
El poblado de La Luz es consecuencia de las políticas urbanísticas desarrolladas en Avilés a raíz de la llegada al concejo de la gran industria a mediados del siglo XX. Poblados como el de Llaranes, perfectamente planificado, se habían quedado pequeños para albergar la gran cantidad de personas llegadas a la ciudad de la mano de esas recién nacidas promociones industriales.
El empresario Domingo López Alonso vio la oportunidad de proyectar un núcleo moderno y de nueva centralidad en el monte La Xungarosa, dotado con amplias zonas verdes, todo tipo de servicios y unos grandes edificios de viviendas en los que predominaban las plantas en forma de estrella. Aquel barrio de ensueño firmado por el arquitecto madrileño Jacobo Romero Fernández, cuya maqueta había fascinado a las autoridades, acabó derivando en un proyecto menos ambicioso y radicalmente opuesto al inicial, en una clara operación especulativa. El proyecto finalmente ejecutado se corresponde con las trazas de Antonio Urze Muguerza La Empresa Nacional Siderúrgica (ENSIDESA) acabó por comprar los edificios finalmente construidos con el fin de alojar a una parte de sus miles de trabajadores.
Los inmuebles de viviendas, de planta rectangular y adosados entre sí, se encuentran dispuestos aprovechando la inclinación del terreno como si de curvas de nivel se tratasen. Sus viviendas, que tienen una superficie que ronda los cincuenta metros cuadrados, están dotadas de tres habitaciones, salón, cocina y baño. Todas las estancias, de reducidas dimensiones, se distribuyen a ambos lados de un pasillo central.
En el poblado destacan, por su interés arquitectónico, otras dependencias de uso comunitario inauguradas durante los años posteriores a la llegada de los primeros inquilinos. La iglesia de San Pablo y su hogar parroquial, incluidos en el registro de la Fundación Docomomo, se encuentran en la fachada principal del barrio, en su parte más baja. Se trata de un interesante proyecto del arquitecto Efrén García Rodríguez, del año 1965. Comparte con otros edificios como el instituto «Virgen de La Luz» o la biblioteca un marcado carácter funcional vinculado al Movimiento Moderno, en los que predominan la sinceridad de las formas y de los materiales empleados y las grandes pantallas vítreas para la iluminación de los espacios interiores.
Rubén Domínguez Rodríguez
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