Minería
336985218
Socavón Isabel
350147321
Ecomuseo de Samuño
349729325
Socavón Emilia
334288189
Pozo San Luis
340435433
Poblado de La Nueva
En 1925 Carbones de La Nueva, una empresa minera de larga tradición en el valle langreano del río Samuño, es adquirida por la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM) que, desde el cierre de la decana mina de Arnao (Castrillón) en 1915, debía abastecerse en el mercado de todas las necesidades energéticas del grupo.
Para ello, Carbones de La Nueva afrontará nuevos horizontes de explotación y de organización, que pasan por la profundización de un pozo vertical para ir abandonando la minería de montaña. Nacía así una nueva pieza en la vega del río Samuño: el Pozo San Luis.
En el espacio de producción del San Luis destaca el edificio de la casa de máquinas, construido entre 1928 y 1930, y ampliado en los años cuarenta sin alterar su aspecto formal. Se trata de un edificio de singular belleza, con profusión de detalles como frontones, cornisas escalonadas, pináculos de zinc… acaso obra del arquitecto de la compañía D. Tomás Acha Zulaica, y que sorprende dentro del sobrio panorama de la arquitectura industrial minera. En su interior se albergan la fantástica máquina de extracción de la casa Siemens, de 1929, así como el grupo convertidor Leonard, y los compresores, de las firmas Ingersoll o Worthington, todos ellos joyas de la historia de la tecnología.
Unido a la casa de máquinas a través de los cables de extracción se levanta el castillete, un excelente ejemplo de la técnica de celosía de hierro roblonada. El resto de los edificios del pozo tienen, quizás, menor entidad que la casa de máquinas, pero tienen el enorme interés de mostrar la propia evolución de la instalación y cómo se irían reorganizando los usos y funciones en la plaza del pozo: la casa de aseo (antigua central eléctrica), la lampistería (1934) o las oficinas (1954).
En 1968 el Pozo se integraría en la firma estatal HUNOSA, que cesaría la explotación prontamente. Sin embargo las instalaciones siguieron en actividad, como auxiliar del cercano Pozo Samuño, lo que ha permitido que llegue a nuestros días siendo uno de los pozos más bellos de nuestra historia minera y una auténtica joya tecnológica.
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