La SMDF realizaría la profundización del Pozo Sotón inmediatamente después de Fondón, en Langreo, y ello le permitió incorporar mejoras en la nueva mina, construyendo un pozo más esponjado en su trama interna y más eficiente tecnológica y arquitectónicamente.
Además, los castilletes se envuelven en altura con un cobertizo de clasificación de carbones o Reter (vocablo local resultante de la adaptación del afamado sistema Roetters de clasificación de carbones) con entrada directa desde las jaulas, creándose una auténtica planta por encima del nivel de superficie y constituyendo uno de los mejores ejemplos mineros de lo que ha venido en denominarse como “arquitectura máquina”. Una planta de clasificación en altura que se combinaba con unas tolvas que permitían la entrada directa del ferrocarril, lográndose con todo ello una perfecta organización de las labores de exterior y reduciéndose al máximo la construcción de construcciones menores que entorpecieran el funcionamiento de la plaza minera.
La pieza central del Pozo Sotón queda constituida por la casa de máquinas y los castilletes, que junto con las naves tipo Shed de la antigua casa de aseo y almacenes, así como el ventilador, situado extramuros, constituyen el núcleo fundacional de una instalación edificada íntegramente con el concurso de obreros de la compañía, como declaraba orgullosa la Duro.
La casa de máquinas, ampliada en 1954, nacía para albergar varios compresores y dos potentes máquinas de extracción, que siempre utilizarían fluido eléctrico suministrado desde diferentes grupos termogeneradores comarcales creados a instancias de la Duro.
A partir de ahí el pozo seguiría creciendo, pero con orden y armonía creando nuevos volúmenes, como la magnífica nueva casa de aseo, que mantienen la coherencia de un pozo con 100 años de historia.
Faustino Suárez Antuña
Comentarios recientes