El primero de estos conjuntos, Jardín de Cantos, se emplaza en las inmediaciones del recinto fabril, en su vertiente meridional. Lo integra una serie de chalets destinados a ingenieros y altos cargos de la fábrica, incluyendo la vivienda del director. Dotados de espacios ajardinados, los chalets responden en su trazado a un cuidado planteamiento urbanístico que, inspirado en el modelo de ciudad jardín, se debe al arquitecto Enrique Rodríguez Bustelo. Fechados entre 1948 y 1964, de sus trazas se hacen cargo, junto a Rodríguez Bustelo, los arquitectos Manuel Aymerich Amadiós y Tomás Menéndez Abascal. El conjunto trata de conjugar las necesidades específicas del programa arquitectónico con la adecuación al entorno, obedeciendo en buena medida a los planteamientos higienistas que Manuel Aymerich aplica, asimismo, en la Ciudad Residencial Tiempo Libre de Marbella (1956-1961). En cuanto al tipo edificatorio, aunque en algunos casos, como el chalet del director, se sigue un modelo de vivienda unifamiliar con parcela independiente, la mayor parte de los inmuebles reúnen de dos a cuatro viviendas dotadas, eso sí, de un espacio ajardinado.
La planificación del segundo núcleo de actuación, La Maruca, se debe al arquitecto Tomás Menéndez Abascal. Los trabajos constructivos se prolongan entre los años 1951 y 1964. Lo componen varios bloques de viviendas, escuelas, economato e iglesia. Los bloques residenciales responden a distintos modelos de ocupación y su planificación da respuesta al número de miembros que integran las unidades familiares – numerosas, sin hijos, etc. -, lo que repercute en su superficie, programa, número de dependencias y accesos. Instrumento de control espiritual y moral, la iglesia, proyectada por Manuel Calvete, se convierte en pieza fundamental del programa de equipamientos.
Natalia Tielve García
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