Industrias
342113681
Hospitalillo de ENSIDESA
350373989
Escuelas de Niñas y Niños
377143855
Iglesia de Santa Bárbara
344343353
Poblado de Llaranes
342593617
Depósito de Locomotoras
341651972
Acería Martin Siemens
370935022
Baterías de Coke
La década de los años cincuenta del siglo XX supuso para la ciudad de Avilés un crecimiento demográfico y urbanístico sin precedentes. La elección de la villa marinera como lugar de emplazamiento de la recién nacida Empresa Nacional Siderúrgica, S.A (Ensidesa) conllevó, a partir de la década de 1950, el nacimiento de nuevos núcleos de población que transformaron los espacios agrícolas y ganaderos que la circundaban en poblados obreros que absorberían las grandes oleadas de «productores» llegados de todos los puntos de España.
La antigua, y casi olvidada, parroquia de San Lorenzo de Cortina, en Llaranes, no fue una excepción. Pronto, y de manera casi simultánea a la construcción de la factoría, se erigiría en esta zona del valle del río Arlós un poblado obrero que, de manera proporcional a su empresa promotora, acabaría por convertirse en el buque insignia del paternalismo estatal franquista, desarrollado a través del Instituto Nacional de Industria.
Los arquitectos Juan Manuel Cárdenas y Francisco Goicoechea diseñaron un conjunto residencial autosuficiente compuesto por más de mil viviendas habitadas por obreros, capataces y otros profesionales de la factoría de ENSIDESA, a excepción de los ingenieros que residían en la ciudad de Avilés. Todas las construcciones se erigieron condicionadas por una arteria principal de comunicación y por una loma natural.
El eje central del poblado obrero de Llaranes está ocupado por los edificios de uso colectivo. La iglesia de Santa Bárbara, levantada sobre el citado promontorio, domina visualmente el conjunto. Frente a ella, la Plaza Mayor dio cobijo a los comercios de Llaranes y fue sede de las principales celebraciones instauradas de acuerdo a los planteamientos paternalistas. Estos dos inmuebles son los más visibles y, a su vez, los más conservadores, siguiendo en su diseño los parámetros de la arquitectura autárquica de posguerra.
Los proyectos más innovadores, vinculados a la arquitectura del Movimiento Moderno, se reservaron para lugares secundarios con menor protagonismo. Sobresalen los colegios femenino y masculino, el economato y, junto a la zona deportiva, el Centro Sindical y la bolera de cuatreada, estos dos últimos obra de los hermanos Somolinos Cuesta.
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