Iglesia de Santa Bárbara

Industrias

Iglesia Parroquial de Santa Bárbara

Poblado Obrero de Llaranes, Avilés

Viviendas

Poblado de Llaranes

Colegio de Niñas

350373989

Escuelas de Llaranes

342114537

Escuela de Aprendices

377143855

Iglesia de Santa Bárbara

381181569

Viviendas de Ingenieros

Conjunto Industrial de ENSIDESA

345094326

Conjunto Industrial ENSIDESA

Sala de espera

342113681

Hospitalillo de ENSIDESA

La iglesia parroquial de Santa Bárbara de Llaranes se erigió sobre la loma del Carbayéu, una elevación natural del terreno que, por su ubicación en el corazón del nuevo poblado, parecía estar predestinada a acoger una de las principales construcciones del conjunto.

Su preeminencia visual y simbólica sobre las viviendas y el resto de los equipamientos de Llaranes era toda una declaración de intenciones sobre el importante papel social que la religión tuvo en la vida diaria de los trabajadores de la Empresa Nacional Siderúrgica, S.A (ENSIDESA), pareciendo «querer vigilar y amparar maternalmente a todos sus feligreses».

El templo se consagró el 30 de diciembre de 1957, a la vez que la creación de la nueva parroquia desvanecía la importancia histórica del viejo templo y de su patrón, San Lorenzo. La nueva construcción, de planta de cruz latina y grandes dimensiones, fue diseñada por Juan Manuel Cárdenas y contó con una pequeña intervención de Francisco Goicoechea como artífice del altar mayor. Sus planteamientos estilísticos, más cercanos a la arquitectura oficial de posguerra que a la modernidad que apreciamos en otros inmuebles del poblado, pretendían «huir de caer en una arquitectura extremadamente folklórica, ni por el contrario absurdamente modernista», en palabras del propio autor.

A los pies se yergue una torre-campanario de veinticinco metros de altura, visible desde numerosos puntos del municipio avilesino. El uso del granito, los frontones triangulares, las pirámides, los aletones y el cajeado de algunos elementos sustentantes son reminiscencias clásicas que difieren notablemente del tratamiento espacial, diáfano y ligero, planteado en el interior del edificio. Allí cobra especial relevancia la obra del artista madrileño Javier Clavo, con los más de cuatrocientos metros cuadrados de pinturas al fresco que cubren el tambor octogonal sobre el crucero y sus cuatro pilares, así como el conjunto de vidrieras y mosaicos que conviven, en plena armonía, con el retablo mayor. Esta obra renacentista del siglo XVI procede de la localidad burgalesa de Tubilla del Lago y narra, en sus pinturas sobre tabla de excepcional calidad, la vida de Jesús.

Rubén Domínguez Rodríguez

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