Escuela de Aprendices

Elorza había viajado por las principales zonas industriales europeas con el objetivo de adquirir conocimientos, pero también contratar personal cualificado, entre ellos diversos maestros industriales como el moldeador Charles Joseph Bertrand, el grabador Pedro J. Gosset o el calentador de hornos Diego Pool, entre otros.

El Decreto Fundacional de esta escuela data del uno de enero de 1850, comenzando las clases al día siguiente de la festividad de Reyes; con ella nacería la Formación Profesional en España, siendo la primera de nuestro país. Sin embargo, de manera oficiosa, ya desde 1844 se venían impartiendo clases por diversos oficiales del Cuerpo de Artillería; de tomar esta fecha, se podría considerar la primera de Europa. En ella no sólo se formaron futuros trabajadores para la factoría trubieca;  muchas de las grandes empresas españolas se nutrieron de mano de obra cualificada aquí formada.

Los alumnos se instruían durante cuatro años mediante clases teóricas y prácticas, otorgándose desde 1944 el Premio Elorza al número uno de cada promoción, lo que significada su entrada inmediata en la fábrica. A lo largo de su historia la escuela cambió poco, solamente en aquellos aspectos necesarios para adaptarse a los nuevos tiempos, siendo la norma de referencia el Reglamento de Aprendices para el Escuela de Artes y Oficios de la Fábrica de Trubia, aprobado en veintitrés de julio de 1891.

Fueron varias las ubicaciones de la escuela, primero dentro del recinto fabril, en diversos talleres; a finales del siglo XIX se traslada a la zona conocida como “El Borrón”, cercana al Taller de Artillería. La última ubicación sería el edifico construido como Escuela de Aprendices y donde se impartirían las clases desde 1959 hasta su cese en 1987. De inspiración neoclásica, actualmente sigue acogiendo funciones educativas al ser sede del IES Río Trubia.

Manuel Antonio Huerta Nuño