Llocomotora HT 110

Tresportes

Llocomotora HT 110

Turón, Mieres

375470132

Llocomotora HT 120

375451145

Coche HT 600

522717618

Llocomotora HT 14

522829745

Llocomotora HT 110

522717895

Coche HT RN

522717533

Llocomotora Turón 3

La Sociedad Hulleras del Turón (HT) se caracterizó no solo por la construcción de locomotoras de vapor en sus talleres sino por su capacidad para diseñar y producir modelos propios.

La difícil orografía del ramal de vía ancha que unía el apartadero de Reicastro con el lavadero de La Cuadriella hacía que las máquinas que prestaban servicio en él debía reunir unas características especiales, lo que llevó a la empresa a Hulleras de Turón a la creación de ejemplares pensados específicamente para ese cometido.

El primero de ellos fue terminado en el año 1928 y se le asignó el número 110. El personal de los talleres empleó todo su ingenio en su construcción, tratando de combinar los aspectos más adecuados de las locomotoras que conocían (fundamentalmente del Vasco Asturiano y de la Compañía del Norte) con las piezas de repuesto que estaban a su alcance.

De ese modo, la HT 110 heredó muchos componentes (caldera, dimensiones de los cilindros y de las ruedas) de las máquinas británicas Sestao y Bilbao que poseía la empresa pues seguramente incorporó recambios suyos. En cambio, se introdujeron en el diseño cambios importantes: el más importante fue la distribución, colocada en el exterior del bastidor para mejorar su mantenimiento. También su estética fue puesta al día, con un aspecto actualizado que bebía de los ejemplares más modernas del Vasco Asturiano.

La experiencia adquirida en su fabricación serviría para acometer, tres años más tarde, la construcción de su hermana mayor, la HT 120.

La HT 110 se adaptó por tanto plenamente al ferrocarril y estuvo sobre todo destinada a los trenes más ligeros, como los coches de personal o las maniobras en el lavadero de La Cuadriella. Apartada del servicio a mediados de los setenta, se salvó del desguace en dos ocasiones hasta que fue recuperada por una escuela-taller. Sin embargo, su restauración se demoró durante años, proceso en el cual se perdió parte de sus componentes originales.

Finalmente, fue colocada en su emplazamiento actual, aunque es tan solo una sombra de lo que en su día fue una elegante locomotora. A pesar de todo, su importancia dentro de la historia industrial asturiana la convierte en una pieza de primer orden de nuestro patrimonio ferroviario.

Guillermo Bas Ordóñez

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