Central de La Cuadriella

Promovida su construcción por la Sociedad Hulleras de Turón (SHT) para suministrar energía eléctrica a sus instalaciones productivas, sociales y residenciales, la central quemaba carbón en unos hornos anexos a la nave (hoy desaparecidos) que alimentaban la turbina alojada en la sala de máquinas. A pesar de haber sido rehabilitada, la central no cuenta con ningún uso. 

El inmueble principal, único conservado, es de planta rectangular y cuenta con un interior diáfano característico de este tipo de instalaciones industriales, que ampliaba el espacio de trabajo. Está construida en ladrillo macizo, cargado en su mayor parte, y se cubre con una techumbre a doble vertiente de tejas planas sostenida en el interior por cerchas metálicas. 

Sus muros exteriores, cargados, están articulados por medio de una sucesión de elementos y molduras de ladrillo visto que le otorgan gran plasticidad. Los vanos dispuestos en los laterales, que facilitan la entrada de luz natural al espacio de trabajo, son arcos de carpanel de ladrillo, con la clave y el arranque de las jambas resaltado dimensional y cromáticamente. Entre los diferentes ventanales se distribuyen fajas que recorren el edificio desde el suelo hasta la línea de imposta que recorre, a modo de cornisa, todo el edificio. Este elemento se extiende hacia las fachadas laterales, creando la sensación de frontón triangular coronado por un óculo. En la parte inferior se distribuyen vanos bíforos y tríforos, del mismo modo que entre ellos se encuentran las fajas que también enmarcan las esquinas del inmueble.

En su parte posterior se erige, separada por la carretera, una chimenea de ladrillo de veinticinco metros de altura diseñada por Manuel Martínez. Se asienta sobre un macizo cuadrangular y su remate, parcialmente perdido, cuenta con una cenefa compuesta por falsos arcos y un copete de hiladas concéntricas de ladrillo.

Rubén Domínguez Rodríguez