Central de Salime

Industrias

Central de Salime

Salime

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La electricidad y el trabajo

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Poblado de A Paicega

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Central de Salime

La titánica obra constructiva de la Central de Salime constituye uno de mejores y más monumentales exponentes del patrimonio industrial del agua con el que contamos en España. Erigida entre los años 1945 y 1955, sus orígenes se encuentran en el acuerdo que toman las empresas Electra de Viesgo, S. A. e Hidroeléctrica del Cantábrico, S. A. que, en régimen de comunidad de bienes, constituyen Saltos del Navia en Comunidad.

Considerada una obra de absoluta prioridad nacional, es el primer aprovechamiento hidroeléctrico intervenido por Joaquín Vaquero Palacios, en colaboración con su hijo Joaquín Vaquero Turcios, dando como resultado un testimonio extraordinario de la integración de las artes a partir de la fusión de arquitectura, pintura, escultura, diseño industrial y de mobiliario.

Desde los miradores sobre el aliviadero, las terrazas proyectadas hacia el embalse y las casetas que albergan la maquinaria de las compuertas, hasta el impactante relieve escultórico que preside la fachada de acceso a la central, pasando por las pinturas murales y el diseño de interiores, todo es cuidadosamente planificado por el artista.

Las dos monumentales pinturas dispuestas en la sala de turbinas recogen, respectivamente, la descarga eléctrica entre dos polos dispuestos a ambos extremos y un friso narrativo que, a gran escala, representa la laboriosa experiencia constructiva del salto, partiendo de la génesis del proyecto para culminar en las aplicaciones de la electricidad. La actuación se extiende al diseño de interiores, comprendiendo los aparatos de iluminación, las escaleras, el pavimento y diversos elementos del mobiliario, introduciendo en su conjunto una recualificación estética del espacio. Entre las piezas más mimadas, el refugio, localizado en la planta del cuadro de mandos, se configura como una salita circular con techo suspendido y confortables asientos, que genera un marco apacible en el que propiciar la conversación y el descanso de los técnicos.

Natalia Tielve García

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