La instalación fue concluida en 1924 y requirió de diversas instalaciones específicas. Las más importantes se localizaron en los extremos del recorrido y su centro neurálgico se situó en Ujo, donde se levantó un edificio destinado al servicio de las locomotoras eléctricas de la Rampa de Pajares, emplazado al norte de la estación.
En él se aunaron distintas funciones: una nave con tres vías servía como depósito para estacionar las máquinas; una segunda nave de menor anchura, pero equipada con una grúa-puente era destinada a taller. Sobre la primera de ellas, un cuerpo central albergaba las oficinas de tracción y, a ambos lados, sendos cuerpos torreados se destinaban a viviendas del personal de electrificación. Los materiales de construcción empleados fueron el ladrillo prensado y la mampostería encarada, con cubiertas soportadas por cerchas metálicas.
Los planos fueron confeccionados en 1924 y firmados por el ingeniero Francisco Castellón Ortega, aunque en realidad su construcción se había iniciado un año antes y requirió importantes trabajos de desmonte y cimentación. Cuando, en los años cincuenta, la electrificación se extendió hasta Gijón, las tareas de mantenimiento se desplazaron al nuevo depósito de Oviedo, por lo que las instalaciones de Ujo pasaron a desempeñar la función de taller de material remolcado.
A comienzos de los ochenta, estas labores fueron a su vez transferidas al nuevo taller de Lugo de Llanera. Desde entonces, el edificio ha sido utilizado solo como vivienda.
Este edificio constituye una muestra única dentro de la arquitectura ferroviaria española, innovadora en su planteamiento y combinando en una sola fábrica funciones diferentes con una estética monumental.
Guillermo Bas Ordóñez
Comentarios recientes