El trazado fue inaugurado en 1894 y, con ella, esta estación dedicada a las maniobras y formación de trenes destinados o procedentes de los centros industriales del valle del Nalón.
De ese primer momento subsiste el edificio de viajeros, una sencilla construcción rectangular de dos plantas realizado en mampostería enlucida y ladrillo visto. Cuenta con una marquesina metálica de fundición instalada posteriormente con restos aprovechados de la antigua estructura de la estación de Oviedo.
Este tipo de instalaciones era objeto de frecuentes reformas para modernizar y aumentar su capacidad. En Soto de Rey encontramos diversos testimonios de ese proceso: en el andén principal se levanta un pequeño pabellón destinado al servicio correos, formado por una construcción rectangular de planta baja.
De 1923 data otro singular edificio, la cantina, levantado junto a la propia estación y de planta cuadrada, con un interesante vano termal en su fachada delantera.
Casi al mismo tiempo se levantó un pabellón de viviendas para capataces, situadas un poco más al norte, paralelas a las vías. Están formadas por un edificio alargado, de mampostería concertada y decoración de ladrillo, dividido en cinco casas, cada una con un pequeño jardín.
Pero sin duda la construcción más llamativa es la cabina de enclavamientos número 1, situada en la entrada lado León y destinada a maniobrar los cambios de vía y señales de la estación. Es un singular edificio de planta hexagonal con cubierta de pizarra, aleros muy volados y unos grandes ventanales para que los empleados controlasen el tráfico ferroviario. Su decoración se centra en una elaborada balaustrada y en las estrellas de cinco puntas que eran el emblema de la Compañía del Norte.
Soto de Rey es uno de los conjuntos ferroviarios mejor conservados de Asturias, con testimonios de distintas tipologías de edificios que reflejan múltiples aspectos de la explotación ferroviaria, algunos ya desaparecidos.
Guillermo Bas Ordóñez
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