Explosivos Santa Bárbara

Industrias

Fábrica de Explosivos Santa Bárbara

Lugones, Siero

La Sociedad Anónima Santa Bárbara fue fundada en 1880 por José Tartiere Lenegre, ingeniero industrial bilbaíno afincado en Asturias, donde desarrolló una actividad empresarial de gran importancia.

Las instalaciones industriales de Lugones se erigieron en la finca de La Acebera, a orillas del río Nora, lo cual garantizaba el suministro de agua. La zona, sin desniveles y con abundante arbolado, permitía realizar pruebas de explosivos y, por tanto, era propicia para el desarrollo de estas actividades productivas. Además, el lugar también era apropiado por su cercanía con las principales vías de comunicación hacia Oviedo, Gijón y Avilés.

Su función principal era la de producir pólvora para actividades mineras, cinegéticas y bélicas, así como mechas de seguridad. Entró en funcionamiento dos años más tarde y, en 1886, la Sociedad pasó a formar parte de la Unión Española de Explosivos.

Su concepción partió de un planteamiento total: no sólo se dispusieron los edificios destinados a las labores fabriles, sino que también se promovió la creación de un conjunto arquitectónico en el que se dispusieron viviendas para los trabajadores, escuelas y un espacio residencial para su promotor.  En total fueron treinta y cinco construcciones que incluían talleres, polvorines, almacenes, oficinas y los espacios de residencia. El entorno de denso arbolado favorecía, a su vez, el diseño de grandes espacios ajardinados para uso de todas las personas vinculadas a la fábrica.

Tras su cese industrial en los años setenta, la finca en su totalidad fue adquirida por el Ayuntamiento de Siero en 1982 con la finalidad de crear un espacio de ocio y disfrute para los ciudadanos. Aunque la mayoría de los edificios iniciaron un proceso de deterioro, en la actualidad el parque de La Acebera es un referente natural y cultural en la zona.

El desarrollo de Lugones como polo industrial de referencia tuvo un especial crecimiento como consecuencia de la inauguración, por esos mismos años, de la línea de ferrocarril que mejoró las comunicaciones y, a su vez, favoreció la fundación en 1895 de la Sociedad Industrial Santa Bárbara. Esta institución, auspiciada también por José Tartiere, se dedicó a la fabricación de fundición y productos laminados.

Rubén Domínguez Rodríguez

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