Transportes
El ferrocarril de Minas de La Encarnada había sido puesto en servicio en 1897 como una continuación de la preexistente línea de Carrocera a Etelvina, propiedad de Duro y Compañía. Con la puesta en marcha de las explotaciones de La Encarnada, su propietaria llegó a un acuerdo con Duro para la explotación conjunta de la parte baja de la línea y su prolongación hacia el norte, al tiempo que se utilizaría de forma compartida el cargadero de Carrocera para trasvasar el mineral al Ferrocarril de Langreo, unas condiciones nada habituales dentro de los ferrocarriles industriales asturianos.
Para remolcar sus trenes La Encarnada adquirió una máquina a la casa alemana Krauss. En vista de sus buenos resultados, doce años más tarde, en 1909, entró en funcionamiento un segundo ejemplar idéntico, que recibió el número 2 y el nombre Guillermo Sala, en recuerdo del ingeniero de minas que había participado en la puesta en marcha de la explotación.
Pertenecía a un modelo muy común dentro del catálogo del fabricante, con dos ejes acoplados, cilindros exteriores y tanque en el bastidor. Estuvo siempre pintada en color verde y mantenida en un óptimo estado de conservación por el personal, condición que compartía con las otras máquinas de la empresa. Sus servicios consistieron esencialmente en el remolque de trenes de carbón hasta Carrocera.
En 1970, Minas de La Encarnada se integró en HUNOSA para ser clausurada al poco tiempo. La empresa estatal decidió trasladar la Guillermo Sala al ferrocarril de Carbones de La Nueva, que compartía su ancho de vía de 650 milímetros y poseía una locomotora idéntica (la Juanco) mientras que las máquinas diésel de La Nueva eran utilizadas en otros lugares. Así, la máquina vivió la última etapa de su vida útil en el valle de Samuño, remolcando trenes de carbón entre Puente Humero y el lavadero de Camellera hasta que esta línea fue desmantelada a mediados de los años 70.
Desde ese momento se conservó a modo de monumento en las instalaciones del Pozo San Luis. Hace unos años recibió una nueva restauración cosmética para ser incorporada a la exposición del Ecomuseo Minero de Samuño y fue colocada en el interior de una de las naves del pozo, donde se puede contemplar en la actualidad como testimonio del transporte minero en exterior y representante de un tipo clásico de locomotora dentro de las líneas industriales asturianas.
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