Consecuencia del tamaño y la diversidad de la red ferroviaria del Principado, ha llegado hasta nosotros un buen conjunto de este tipo de vehículos que conserva, convenientemente restaurados, el Museo del Ferrocarril de Asturias.
Entre ellos destacamos los vagones cerrados, formados por una caja techada de madera con puertas correderas en los laterales en la que se transportaban mercancías generales, desde alimentos a paquetería. Es el caso de Efh 59 de vía estrecha (procede de Económicos de Asturias) y del Jfv 303215, de vía ancha y originario de RENFE.
Otro tipo es el de las plataformas, vehículos formados por un batidor y un tablero superior que también se empleaban en toda clase de cargas, desde grandes bultos a carriles. Es el caso de un ejemplar de bogies procedente de la transformación de un remolque del Ferrocarril del Carreño, un exponente de cómo las empresas ferroviarias reciclaban su material obsoleto para nuevos usos.
El transporte de carbón requería de unos vagones especialmente dedicados. Los dos tipos más habituales fueron los de bordes altos, con una caja prismática abierta en su parte superior y que se descargaban mediante un frontal abatible. Buen ejemplo de ello es el 2Vv 2218-12, originario del Ferrocarril Vasco Asturiano y construido con estructura metálica.
Otras líneas contaban con vagones-tolva, provistos de una caja tronco-piramidal invertida con una trampilla en su parte inferior que permitía una rápida descarga. Uno de ellos es el T43, construido para Fábrica de Mieres con ancho de 750 milímetros y diseñado por la propia empresa.
Guillermo Bas Ordóñez
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