Mercado de Abastos

Industrias

Mercado de Abastos

La Felguera, Langreo

El gran aumento de la población como consecuencia de la intensa actividad industrial de La Felguera, hace necesaria la construcción de un edificio para asegurar el suministro de alimentos frescos.

Con el impulso del consistorio langreano del alcalde Celestino Cabeza a la cabeza, en 1902 se proyecta un mercado cubierto que se inaugurará cinco años después. Se emplazará, próximo a la iglesia y a un centro escolar, la Escuela de Artes y Oficios, en un solar en el parque viejo de la localidad cedido por la familia del fundador de la Sociedad Duro y Cía, que en estos primeros años del siglo XX se transformaba en la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera. El edificio combinaba una estructura interior de hierro con un cerramiento exterior de ladrillo macizo y piedra artificial. Especialmente llamativo resultaba el remate en arco de herradura rebajado de sus vanos.

Solo diez años más tarde, la ampliación del parque hace necesario el traslado del mercado, además de la ocupación de la huerta explotada por los frailes de la Salle, responsables del centro escolar. El derribo se inicia en 1918 y la población felguerina habrá de esperar hasta 1922 para asistir a la inauguración del mercado en su nueva localización de cuyo proyecto se hizo cargo el arquitecto municipal José Ramón del Valle. En la década de los cincuenta será preciso ampliar el espacio disponible lo que implicará la sustitución de la cubierta. El arquitecto Julio Galán, responsable en esos años de las obras municipales, será el encargado de las modificaciones. Es de destacar la solución adoptada para la nueva cubierta en la que se utiliza el sistema de bóvedas aligeradas con piezas cerámicas desarrollado por el ingeniero de Caminos, Ildefonso Sánchez del Río, que permitía salvar la luz de 30 metros del edificio sin apoyos intermedios con una bóveda de tan solo 18 cm de espesor.

Una nueva reforma llevada a cabo en el año 2006 modificará notablemente el aspecto de este edificio, protagonista de las profundas transformaciones de una población que nació y creció al ritmo que marcaba una fábrica.

Mónica García Cuetos

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