Mina de Arnao

Partiendo de diferentes experiencias mineras anteriores, algunas de notable antigüedad,  la RCAM creó en Arnao un gran proyecto empresarial que comenzó a partir de 1833  con el laboreo del carbón para consolidarse definitivamente a partir de 1854, con la  metalurgia del zinc, demostrando la ventaja de localización que el carbón de hulla podía  asignar a una incipiente industrialización. 

La mina de carbón y la fábrica de zinc estaban conectados entre sí y con la ría de  Avilés, por donde se importaban materias primas y se expedían los productos finales, a  través de unas líneas de ferrocarril que se cuentan entre las primeras de Asturias. Un  ferrocarril que tiene en la locomotora Eleonore (1880) uno de los mejores ejemplos de  su material rodante. 

La mina de Arnao constituye la primera experiencia regional del beneficio del mineral a  través de un pozo vertical de extracción y uno de los escasos ejemplos continentales de  laboreo por debajo del lecho marino. Su castillete, remozado tras el fin de la mina en 1915, es en sí mismo un documento patrimonial e histórico de primer orden, reconocido  y protegido como Bien de Interés Cultural.  

La fábrica de zinc ha sufrido numerosas intervenciones derivadas de una actividad que  se extiende a lo largo de tres siglos, pero mantiene edificios, maquinaria y organización  de notabilísimo interés. 

Más allá del espacio de producción se extiende el residencial, compuesto de diferentes  barrios que, mediante las tipologías edificatorias y su estudiado emplazamiento  organizaban jerárquicamente el universo de la compañía. La unión de estas piezas, junto  con los equipamientos (escuelas, economato…) componen uno de los mayores y más  interesantes poblados de empresa de Asturias hasta las promociones estatales de  mediados del siglo XX. 

Faustino Suárez Antuña