Factoría de la RCAM

Industrias

Factoría de la RCAM

Arnao, Castrillón

Mina de Arnao

Mina de Arnao

344348710

Espacio de Residencia RCAM

368800966

Túneles de Arnao

342592775

Factoría de la RCAM

349708320

Locomotora Eleonore

Privada de la posibilidad de vincular una siderurgia a la minería de la hulla, la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM) hubo de iniciar su andadura centrándose en exclusividad en la extracción del carbón.

Se redujo la generosa concesión a una zona, amplia, en torno a Arnao y Santa María del Mar, y la empresa se centró en la explotación minera. Quizás sea, como ha sido descrito, el “fruto de un mal cálculo” puesto que mejores yacimientos hulleros había en las cuencas del Nalón y Caudal, pero no debería olvidarse que las cuencas no disponían aún de comunicación con el mar y que esta todavía tardaría en llegar: más de una década para la construcción de la Carretera Carbonera y dos para el Ferrocarril de Langreo. Así, más que probablemente, la primigenia RCAM no tuvo más alternativa que la retirada a Arnao y resistir.

Mediado el siglo XIX, la cotización europea del zinc se recupera y, además, se descubre el yacimiento de calamina de Reocín en Cantabria. Estas serán dos de las bases sobre las que el ingeniero de la compañía Jules Hauzeur edificará una nueva RCAM. La metalurgia del zinc supone la culminación de aquel proyecto inicial, en tanto que la planta aprovechará los carbones de la mina fabricando un producto de alto valor añadido y de gran expansión en el ciclo de crecimiento urbano que experimenta Europa y que se utilizaría en la construcción (cúpulas y cubiertas, bajantes…), en la industria naval, en multitud de bienes de consumo…

Hasta comienzos del siglo XX la planta metalúrgica de Arnao no definió su aspecto definitivo, para lo que hubo de expulsar las funciones residenciales que hasta entonces se mezclaban con las fabriles. Nace entonces la que, tras la mina y la fábrica será la tercera de las piezas de Arnao, el poblado. Paralelamente, la RCAM comenzará una nueva diversificación con la instalación de una fábrica de explosivos en San juan de Nieva, reconvertida luego en planta de fertilizantes. Precisamente será en San Juan donde a partir de 1957 una nueva compañía inicia su andadura, Asturiana de Zinc, participada por la RCAM, a la que acabaría absorbiendo.

Un azaroso pero exitoso devenir para una de las pocas empresas asturianas que extiende su actividad a lo largo de tres centurias.

Faustino Suárez Antuña

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