Minas de Buferrera

Minería

Minas de Hierro y Manganeso de Buferrera

Lagos de Covadonga, Cangas de Onís

Sorprende que en el idílico paisaje de la Montaña de Covadonga se haya practicado una intensiva minería de minerales de hierro y manganeso que abarcó un período de 130 años, cesando las actividades en 1979.

La existencia de manganeso en los lagos de Covadonga ya era conocida de manera oficial desde 1844, año en que se denunció la primera concesión minera (“Nuestra Señora de Covadonga”). Sin embargo, su beneficio sistemático no comenzó hasta un tiempo después.

Hacia 1870­ fue una sociedad franco-belga la encargada de comenzar la explotación minera en Buferrera y a finales de ese siglo pasaron a manos de capital anglosajón y se constituyó la Asturiana Limited, entidad de escasa duración puesto que a fines de 1899 adquirió la propiedad a The Asturiana Mines, Ltd., con domicilio social en la localidad inglesa de Middlesbrough. Su actividad finiquitó en 1932 a causa de una importante crisis de precios y de consumo.

A partir de ese momento se hizo cargo de las concesiones la Compañía de Minas de Covadonga, S. A. (Comicosa), intensificando notablemente la producción durante los años que siguieron a la Guerra Civil. Esta empresa culminó en 1958 su presencia en el ámbito de Buferrera, pero mantuvo la propiedad de los depósitos residuales existentes en Vega de Comeya, y de otras áreas más cercanas a Covadonga.

Como característica fundamental, las menas presentan como componentes esenciales hematites y pirolusita, acompañados por goethita (a los que se asocia Hg) y otros minerales ferro-manganesíferos. El año 1910 fue el más productivo con unas 60.000 toneladas y se mantuvo entre 20.000 y 30.000 toneladas buena parte de las restantes anualidades del primer cuarto del pasado siglo.

Las minas de Buferrera se emplazan en una antigua zona glaciar, hecho que explica el que se encuentren rodeadas por depósitos morrénicos. Sorprende el aspecto peculiar que presentan las huellas del antiguo laboreo hoy día, mostrando una curiosa morfología constituida por columnas de caliza, vestigios de un karst a pináculos, que quedó al descubierto por las actividades extractivas de las acumulaciones de manganeso y hierro inmersas en depósitos arcillosos que rellenaban las oquedades calizas.

Carlos Luque Cabal y Manuel Gutiérrez Claverol

GALERÍA DE IMÁGENES