Industrias
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Central del Narcea
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Poblado Central del Narcea
La inauguración de la Central Térmica del Narcea en 1965 supuso una profunda transformación de la parroquia de Soto de la Barca, en Tineo. La llegada de trabajadores tanto para su construcción como para su posterior puesta en funcionamiento requirió el acondicionamiento de un espacio residencial y de servicios. Su ubicación vino determinada por su cercanía a la factoría, a escasos metros, y por los condicionantes topográficos.
El proyecto definitivo fue firmado en Madrid en enero de 1963 por el arquitecto Ramón Vázquez Molezún (A Coruña, 1922 – Madrid, 1993), uno de los autores de mayor renombre por su papel clave en la recuperación de la modernidad arquitectónica durante la dictadura franquista.
Las viviendas unifamiliares pareadas ocupan la mayor parte del terreno, con unas dimensiones que oscilan entre los 74,51 y los 158,83 metros cuadrados, atendiendo a la jerarquización de sus inquilinos y adscritos a cuatro tipologías diferentes. En todas ellas predomina la apertura de grandes vanos hacia las estancias de uso común y están dotadas de tres habitaciones, salón, cocina y baño. En las tipologías de mayor rango se incorporan habitaciones y aseos para el servicio. Todas estas construcciones cuentan con una parcela para disfrute privado y sus paramentos incorporan en los acabados losas de piedra de cantería o plaqueta cerámica que imita el ladrillo. Igualmente interesantes son los bloques de viviendas para obreros, de gran sencillez en su diseño pero especialmente relevantes en el tratamiento que el arquitecto hace de los balcones y de los huecos de las escaleras.
Entre los edificios de uso comunitario destacan la residencia y la iglesia parroquial de Santa María, ambos de autor desconocido. El primero es un inmueble de dos alturas que acogió estancias de club, despachos para delineantes, topógrafos e ingenieros, cocina, lavandería y dormitorios. La iglesia, situada en el extremo opuesto del poblado, sustituye a la anterior del siglo XVIII que hubo de ser demolida con la llegada de la central. El moderno templo fue consagrado en 1968 por el arzobispo de Oviedo, Vicente Enrique y Tarancón, y se dispone con una planta en forma de L con un tabique plegable de madera que permite su adaptabilidad a las diferentes necesidades de uso.
El poblado de la Central Térmica del Narcea se vio completado, en la década de 1970, con otros edificios destinados a servicio médico, centro social, escuelas y piscinas. En la actualidad se encuentra en estado de abandono, aunque se ha anunciado la voluntad de rehabilitarlo de acuerdo a un proyecto del estudio F5 Proyectos de Arquitectura para su reconversión en un espacio de viviendas cooperativas.
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