Pozo Modesta

Minería

Pozo y Lavadero de Modesta

Sama, Langreo

El enclave de Modesta en Langreo es uno de los espacios de la hulla que ha experimentado unos cambios más intensos a lo largo del siglo XX lavando y produciendo carbón para España.

Desde el último cuarto del siglo XIX operaba una pequeña mina de carbón, la Perezosa, que experimentó ya cambios en manos de Herrero Hermanos al conectarla con el resto de sus explotaciones en Langreo y San Martín. La integración de esta compañía en la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera, en 1902, no hizo sino incrementar la transformación del sector. Su situación sobre la vía ferroviaria de la Compañía del Norte y la cercanía a la mina La Nalona - pronto profundizada para dar lugar al Pozo Fondón - fueron los agentes del cambio.

Modesta creció entonces como mina y como espacio para el lavado de la hulla de buena parte del Grupo Sama: más de 130.000 tm en 1923, una producción muy superior a la mayor parte de las empresas y pozos de tamaño medio.

La mina fue dotada con nuevos servicios: bocamina (1911), laboratorio, sala de compresores y ventilador, alojados en edificios de gran similitud a los que paralelamente se levantaban en el Pozo Fondón, si bien con dimensiones más contenidas. Para la preparación de la hulla se reformó en 1909 el lavadero con una nueva traída de aguas y se construyó en 1910 un magnífico túnel de conexión con La Nalona. Finalmente, en 1957, la mina fue profundizada dando lugar al Pozo Modesta, erigiéndose entonces nuevos edificios, como la casa de máquinas, obra del arquitecto Julio Galán.

La integración de la Duro en HUNOSA en 1967 implicó nuevas transformaciones en Modesta, pasando a acoger un gran lavadero central para la preparación del mineral de las explotaciones de la empresa en el Nalón. En este nuevo contexto, el pozo cesa su actividad en 1975 y se construye una complejísima instalación subterránea con nuevas galerías, pozos internos de depósito y kilómetros de cintas transportadoras que llevaban la hulla de los pozos de San Marín y Langreo al nuevo y moderno lavadero. En 2007 un incendio aceleró el cierre de la instalación. Dos años más tarde comenzaron los derribos, de los que solo se han salvado el castillete, restaurado por el arquitecto Miguel García Pola en 2018, y algunos de los edificios de comienzos de siglo.

Faustino Suárez Antuña

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