Minería
El Pozo San Jorge, profundizado por la Hullera Española en 1940-1942 es uno de los escasos ejemplos que tenemos en Asturias de la intervención de un arquitecto en el diseño de unas instalaciones mineras. Enrique Rodríguez Bustelo diseñó un pozo en la línea que trabajaba en aquel momento, muy cercana a los presupuestos del Movimiento Moderno, de gran pureza y sencillez de formas. Escenario de importantes movilizaciones en contra de los recortes y en defensa del futuro de la minería, desde 2018 sus instalaciones se mantienen cerradas.
En el valle del río Aller la hegemonía minera fue de la Sociedad Hullera Española desde su creación en 1892 hasta su integración en HUNOSA en 1967. La Hullera Española manejaría y ordenaría el territorio sin cortapisas pudiendo sintetizarlo en tres áreas bien definidas: el espacio de producción, con los pozos San Antonio, Santiago y San Jorge, en la parte alta; el espacio de residencia, con el Poblado de Bustiello y otras promociones residenciales, en la zona media; y el espacio de expedición y administración, en la desembocadura del río Aller en el Caudal, entre Sovilla y Ujo donde se ubicaban el lavadero, cargaderos y diversas oficinas.
El pozo San Jorge, abierto en 1942, es el primero de los pozos verticales profundizados en el río Aller, siendo uno de los escasos y valiosos ejemplos que tenemos en la minería del carbón regional de la de la intervención en su diseño de un arquitecto, Enrique Rodríguez Bustelo, uno de los más afamados profesionales de la arquitectura asturiana del siglo XX. Bustelo firma los proyectos de varios edificios, como la casa de máquinas, la sala de compresores, las oficinas o el embarque, que son los que nos han llegado a la actualidad. Todos ellos emplean una coherencia formal de conjunto, siendo levantados en hormigón con enlucido de plaqueta en unos muros donde se abren amplios ventanales, de disposición vertical en la casa de máquinas y horizontal en el resto para el mejor aprovechamiento de los espacios interiores en función de su destino. La cubierta de sección curva tanto al interior como al exterior, es uno de los elementos más característicos de las instalaciones del pozo y que en mayor medida les otorgan una unidad.
El castillete mantiene la celosía metálica roblonada con que fue diseñado, siendo uno de los últimos ejemplos de esta técnica que daría paso en los años siguientes a la soldadura eléctrica.
En 1995 el pozo San Jorge cierra sus puertas, concentrándose la producción en el cercano Santiago, reforzado con una torre de extracción y un skip. Las funciones administrativas, el aire comprimido así como la entrada a las instalaciones se seguiría realizando por el San Jorge hasta la clausura definitiva de las instalaciones en 2018.
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