Pozo San Vicente

Minería

Pozo San Vicente

El Entrego, San Martín del Rey Aurelio

En 1916 se crea Carbones de San Vicente, en unas concesiones que habían sido explotadas por el empresario Gaspar Martínez, fallecido en 1894. La nueva empresa profundizará un pequeño pozo vertical, pero problemas técnicos y una deficiente gestión hacen crecer unas deudas que solo son controladas con un préstamo del Sindicato de los Mineros de Asturias (SOMA), preocupado por los trabajadores de la mina en un difícil contexto para el carbón tras el final de la Gran Guerra.

Sin embargo, uno de los socios, Víctor Felgueroso Figar- hijo de Constantino, uno de los míticos hermanos Felgueroso- desaparece el dinero, lo que acaba forzando al SOMA a tomar el control de la mina en 1926 y a ser su propietario un año más tarde.

La experiencia de autogestión obrera del Pozo San Vicente es un caso único y una demostración de cómo las cosas pudieron ser de otro modo. De hecho, con la ayuda del gobierno primorriverista, la mina saldó deudas, encontró seguros mercados para sus carbones y pudo aplicar mejoras laborales en la duración de la jornada, salarios, atención médica, vale de carbón…invirtiendo además en la modernización tecnológica de una mina descapitalizada por sus anteriores propietarios. Un buen ejemplo es la compra en 1929 de una máquina de extracción AEG por 58.000 pesetas. Pero todo ello llegaría a su final con la caída de Asturias en manos sublevadas. Así, en 1938 la mina es incautada por el gobierno franquista, pasando primero a la Delegación Nacional de Sindicatos, y en 1957 a una nueva empresa, Hulleras del Rey Aurelio S.A (REYASA). HUNOSA adquiere las instalaciones en 1970 debido a las filtraciones que se producían en el cercano Pozo María Luisa.

Entre 1998 y 2000 las instalaciones del Pozo San Vicente sufrirían una intervención por parte de una Escuela Taller de la Fundación de las Comarcas Mineras (FUCOMI) lo que unido a la apertura de una galería subterránea de comunicación con el Museo de la Minería en la década siguiente, habría de convertir el pozo en un Museo del Movimiento Obrero vinculado al MUMI. Un proyecto que sigue esperando a ser una realidad, si bien el transversal ha sido incorporado a la visita del museo.

Faustino Suárez Antuña

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