Pozo Polio

Minería

Pozo Polio

La Güeria San Xuan, Mieres

El Pozo Polio es uno de los grandes pozos abiertos para el laboreo de la hulla en Asturias. Cerrado desde mediados de la década de 1990, aún perviven los principales volúmenes de un pozo singular, tanto por sus castilletes- sin tornapuntas- como por un gran edificio que reunía los principales servicios del pozo y que constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura del movimiento moderno en una instalación minera.

El Pozo Polio, profundizado a partir de 1953 por Fábrica de Mieres e integrado en HUNOSA en 1967 como el resto de la rama minera de la siderurgia mierense, se abre en un área del concejo de Mieres intensamente ligada a la minería en sus distintas fases: a la minería de montaña, con las Minas del Peñón y la famosa Baltasara, su antecedente; a la minería vertical, con el Pozo Tres Amigos y el propio Polio; y al cielo abierto, con San Víctor y Mozquita- Matona. Así, Polio surge como la continuación de la mina de montaña Baltasara mediante pozo vertical de extracción, en un coto minero incorporado a Fábrica de Mieres a mediados del siglo XIX.

Polio es una explotación ciertamente singular donde la mayor peculiaridad deriva de que sus castilletes no tienen tornapuntas. Así, mediante la curvatura de los perfiles en la base los castilletes quedan integrados plenamente en una edificación sobre la que se elevan como auténticos gigantes de hierro. El tratamiento del edificio recibe claras influencias de las corrientes funcionalistas de las décadas centrales del siglo XX, utilizándose, además del hormigón, el revestimiento cerámico vítreo y las carpinterías de hierro y vidrio. Los ventanales corridos con una disposición horizontal contribuyen a imprimir fuerza y carácter a un edificio que es el mejor ejemplo de arquitectura del Movimiento Moderno en una instalación minera asturiana.

El edificio central funciona como un módulo que aglutina funciones y servicios, desde los extractivos a los tecnológicos, así como distintos servicios. Destacaba aquí la casa de máquinas, enclavada entre los dos castilletes, con un pavimento de entarimado de madera para un mejor aislamiento y donde funcionaban una subestación eléctrica y dos máquinas de extracción con polea Koepe bicable accionadas desde unas cabinas de singular y valioso diseño. La actividad extractiva finalizó en 1995. 

En el exterior destacan unas imponentes tolvas de hormigón construidas en 1962 para el almacenamiento de la hulla.

Faustino Suárez Antuña

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