por Carlos Luque Cabal y Manuel Gutiérrez Claverol
Carlos Luque Cabal, Doctor en Geología por la Universidad de Oviedo. Trabajó en la Unión de Explosivos Ríotinto, Río Tinto Minera y Hunosa (donde ocupó la jefatura de geología). Impartió docencia universitaria siendo nombrado Profesor Honorífico por la Facultad de Geología. Ha publicado más de medio centenar de artículos y doce libros.
Manuel Gutiérrez Claverol, Doctor en Geología por la Universidad de Oviedo, en la que fue profesor durante 46 años (insignia de oro de la institución) en la Escuela de Ingenieros de Minas y en la Facultad de Geología. Es miembro del RIDEA y autor de 20 libros, unos 200 artículos científicos y otros tantos escritos en la prensa.
Aunque el carbón constituye el recurso de mayor trascendencia económica, social y geológica del que dispone Asturias, también existe otro tipo de minería que cuenta con antecedentes lejanos.
Se han contabilizado en la región más del millar de indicios y yacimientos tanto de sustancias metálicas (antimonio, arsénico, cobalto, cobre, hierro, manganeso, mercurio, molibdeno, níquel, oro, plata, plomo, wolframio y zinc), como no metálicas (azabache, barita, caolín, fluorita, magnesita y yeso). En la actualidad solo están en uso dos explotaciones de oro, mientras que en períodos precedentes las minas metálicas en activo superaron, por término medio, la veintena. El aprovechamiento de los minerales no metálicos ha ofrecido también un notable interés que sólo se mantiene para la fluorita.
Se tiene constancia de que en torno al 2.000 a. de C. ya se aprovechaban minerales de cobre, como lo atestiguan diferentes vestigios de laboreo en minas no muy lejanas de Oviedo (Aramo y Riospaso) y de Cangas de Onís (Milagro). De época romana son las grandes excavaciones (“cortas”) realizadas para extraer el oro en el occidente asturiano, así como las evidencias de aprovechamiento de menas de cobre, hierro mercurio y plomo. El ocaso de esta minería debió de coincidir con el abandono de los castros de la zona occidental, hacia finales del siglo II o comienzos del III.
Tras un amplio período histórico en el que las reseñas sobre el tratamiento de sustancias minerales están ausentes, despega el sector a finales del siglo XVIII y sobre todo con la promulgación de la Ley Minera de 1825 y con el nombramiento, en 1833, de Guillermo Schulz como Inspector del Distrito Minero de Asturias.
La notable actividad extractiva para las sustancias metálicas perduró a lo largo del siglo XX hasta la década de los años 70, en que empezó a declinar su interés, coincidiendo con el fortalecimiento de la recuperación de las no metálicas –tales como caolín y fluorita– y, sobre todo, de las rocas destinadas a usos industriales: calizas, arcillas, arenas, areniscas, cuarcitas, dolomías, pizarras, sílice, etc.
CLAVEROL GUTIERREZ, M., LUQUE CABAL, C., La otra minería, en Mases, J.A. (Coord.), Asturias y la mina, Ediciones Trea, 2000, p.109-127.
CLAVEROL GUTIERREZ, M., LUQUE CABAL, C. La minería en los Picos de Europa, Ediciones Trea, 2000.
CLAVEROL GUTIERREZ, M., LUQUE CABAL, C., La minería del mercurio en Asturias, 2006.
ORTEGA M., BARTOLOMÉ, P. et alii, Minas de Llumeres, recorriendo la historia, descubriendo un lugar, CICEES, 2008.
SUÁREZ ANTUÑA, F. Las minas de Llampaces y del Llaímo: Dos ejemplos de utilización del cable aéreo en la minería de montaña del Alto Nalón, Memorana, Universidad de Oviedo, 3, 1998.
TIELVE GARCÍA, N., "La mina en la cultura industrial de Llanes y su entorno", en Llanes, viejas historias, nuevos patrimonios, El Oriente de Llanes, 2004.
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