Antigua Mantequería

Industrias

Antigua Mantequería Arias

Corias, Pravia

Habitualmente tiende a pensarse en el campo como un ente de compleja acotación donde las permanencias superan con creces a los cambios. Sin embargo, y de manera paralela a los cambios que se experimentaban en las bases económicas regionales, el campo asturiano no hizo sino evolucionar desde mediado el siglo XIX, incorporándose gracias a sus producciones a la economía de mercado. La leche, la manzana y sus respectivos derivados serán cruciales en este proceso. 

En este contexto debe enmarcarse la antigua fábrica denominada Hijos de Antonio Arias, fundada en 1848-1849 y que es la casa fundacional de la actual firma Arias. Está localizada en Corias de Pravia, sobre el antiguo trazado de la carretera, lo que no fue casual, sino que fue buscado por el fundador para obtener una ventaja de localización en la recepción de las materias primas y la expedición de los productos finales. La planta preparaba la manteca comparada a los aldeanos en los mercados próximos, comercializándola en cuidadas latas bajo dos marcas: La Pastora y La Praviana. Con esta última marca diversificarían el negocio con la fabricación de sidra achampanada, a partir nuevamente de la bebida producida por los campesinos. Una línea que desarrollarían con la compra de la fábrica El Pelayo de Infiesto y también con el crecimiento de las instalaciones fundacionales pravianas. Poco después los dos herederos separarían los negocios entre la rama de Corias, Antonino Arias, y la ovetense, Ángel Arias, que seria la rama que mayor crecimiento experimentaría, llegando a absorber a la rama de su hermano, para ser adquirida en 1967 por un grupo financiero internacional que, no obstante, mantuvo la marca Arias. 

La planta de Corias está formada por unos edificios de diferentes épocas, necesidades y esmero, pero mantienen una gran coherencia, y los materiales- piedra y ladrillo- combinan, como la propia actividad agroalimentaria, lo rural y lo industrial, la solidez y la versatilidad, la calidad y la economía, haciendo de esta planta una discreta pero excelente muestra en su rama. Tras décadas de actividad, las instalaciones fueron acondicionadas para un coqueto hotel rural. 

Faustino Suárez Antuña

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