La planta ocupó el fondo del estuario avilesino, habilitándose el muelle siderúrgico en la dársena de Agustín. Las obras constructivas del extenso complejo fabril – baterías de cok, hornos altos, acería, talleres de transformación, central térmica…- se iniciaron en 1952. La producción se inició el 24 de septiembre de 1957 con el encendido el primer horno alto, Carmen. Entre sus elementos más destacables podemos señalar un grupo de instalaciones cuyo diseño corresponde al ingeniero Carlos Fernández Casado, que constituyen algunos de los primeros ejemplos del empleo del hormigón prefabricado en España. Se trata de los Talleres de Laminación, Fundición, Mecánico y de Calderería, junto con el Depósito de Locomotoras, planificados y construidos entre 1952 y 1959.
La implantación de la factoría acarreó una profunda modificación de las condiciones naturales y de las estructuras territoriales, así como un explosivo crecimiento espacial de la ciudad de Avilés como consecuencia de la llegada de miles de trabajadores inmigrados. Obedeciendo a un renovado esquema paternalista, la empresa promovió la construcción de conjuntos residenciales con destino a sus trabajadores, entre los que destaca el poblado de Llaranes.
Las sucesivas reestructuraciones emprendidas a consecuencia de la reconversión siderúrgica han llevado a la privatización de las instalaciones más rentables – actualmente en manos del Grupo ArcelorMittal - y al desarrollo del PEPA, Parque Empresarial Principado de Asturias, mientras que una parte significativa de los vestigios históricos de la planta, como los Hornos Altos o la Central Térmica, pese a sus reconocidos valores arquitectónicos y tecnológicos, han sido lamentablemente desmantelados.
Natalia Tielve García
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