Locomotora Eleonore

Aunque el uso de vías en sus instalaciones de Castrillón data de la década de 1830, la Real Compañía Asturiana de Minas no utilizó hasta el año 1880 la tracción mecánica por primera vez, en este caso procedente de la firma Couillet, una casa belga especializada en la construcción de máquinas para líneas industriales o mineras.

Esta firma suministró muchas de las primeras locomotoras con destino a los ferrocarriles mineros del Principado (Fábrica de Mieres, Duro y Compañía, Unión Hullera, etc.) además de los cuatro ejemplares que llegaron a circular en Arnao.

Es un ejemplar de construcción sencilla en la que destacan sus ruedas macizas, las zapatas de freno de madera o las válvulas de seguridad de balanza protegidas parcialmente por unos llamativos tubos de bronce. Cuenta con dos ejes motores y tanques laterales para el agua. La cabina actual es fruto de una reforma posterior, seguramente cuando fue entregada carecía de ella y el maquinista estaba expuesto a los elementos en su puesto de trabajo. Fue la única de las Couillet de la Real Compañía que tuvo nombre y fue bautizada en honor a la hija de uno de los ingenieros de la fábrica.

La Eleonore tiene la distinción de ser la primera máquina que se conservó como monumento en Asturias. Fue retirada del servicio a principios de los años sesenta y conservada como reliquia, primero en la factoría de AZSA en San Juan de Nieva y más tarde en el interior del antiguo pozo de Arnao. Es la última superviviente de las Couillet mineras que circularon por Asturias y también la única máquina de ancho de vía de 800 milímetros que se conserva en Asturias. Destaca además porque mantiene casi todos los elementos originales, restaurados con motivo de la intervención llevada a cabo en el año 2010.

Guillermo Bas Ordóñez