Transportes
Uno de los elementos más sobresalientes, no solo el patrimonio ferroviario asturiano sino de la historia industrial española es sin duda la locomotora PALAU. Destaca de ella el hecho de que fue la primera máquina de ancho ibérico construida en España, pues salió de los talleres de La Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona en 1887, cuando la fabricación de este tipo de material se encontraba en fase embrionaria en nuestro país.
Su destinatario original estaba muy próximo, pues era el vecino ferrocarril de Sarriá a Barcelona. En 1906, esta línea fue electrificada y convertida a ancho de 1435 milímetros por lo que la Palau se vendió, junto con su hermana gemela, al Mollet-Caldas, que explotaba una pequeña línea comarcal al norte de la capital catalana. Allí adquirió su nombre actual, puesto que la localidad de Palau de Plegamans era una de las estaciones de su recorrido.
Este pequeño ferrocarril quedó fuera de servicio a comienzos de los años treinta, pero la PALAU sobrevivió hasta ser adquirida por RENFE en 1941. Poco tiempo después llegaría a Asturias para realizar maniobras en los numerosos apartaderos mineros que jalonaban las vías de la Red Nacional. Finalmente, en 1964 fue vendida a la Sociedad Hullera Española con el fin de prestar servicio en el lavadero de carbones de Sovilla, donde pasó finalmente a HUNOSA.
Posee tres ejes motores, distribución interior y tanques laterales de agua, con una elegante cabina cerrada. Su diseño, de líneas agradables, tiene una lejana inspiración inglesa tomada curiosamente de las locomotoras alemanas Hohenzollern que La Maquinista estaba construyendo al mismo tiempo con destino al Ferrocarril de Langreo.
Retirada del servicio en 1981 tras nueve décadas en activo, permaneció Sovilla hasta su rescate por parte del Museo de la Minería, en cuyas instalaciones se puede contemplar en la actualidad.
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