por Natalia Tielve García y Faustino Suárez Antuña
Natalia Tielve García, Doctora en Historia del Arte, Profesora Titular de Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, es Secretaria de INCUNA, Asociación de Arqueología Industrial y Vocal del Consejo de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias.
Faustino Suárez Antuña, Licenciado en Geografía e Historia, Doctor por la Universidad de Oviedo y Vicepresidente de INCUNA, Asociación de Arqueología Industrial. Su investigación se ha desarrollado en el campo de la Geografía y el Patrimonio Industrial.
La industria química en Asturias nace al amparo directo de la minería del carbón, del que depende su diversificación en torno al cok utilizado en la siderurgia: los abonos, a los que seguirá, por ejemplo, la farmacia.
Los orígenes de la industria química en Asturias - fábricas de La Manjoya, Lugones y Cayés - han de vincularse al impulso que, en la segunda mitad del siglo XIX, experimenta la minería del carbón y la fabricación de explosivos. Iniciada la siguiente centuria, el sector se diversifica hacia la fabricación de abonos nitrogenados, al amparo de medidas proteccionistas que persiguen romper, al menos parcialmente, la dependencia del exterior de un producto en ascenso, vital para el desarrollo de una agricultura patria anclada por sus bajos rendimientos. En este contexto se constituye, en 1923, la Sociedad Ibérica del Nitrógeno (SIN) en Vega (Langreo), uno de los grandes centros productores del país. Sus instalaciones se modernizan y amplían en los años cincuenta, con una nueva fábrica en Barros (Langreo), en un contexto autárquico que no hizo sino acentuar las bases proteccionistas del periodo anterior. Previamente, en 1921, la empresa hullera Carbones de La Nueva levantaba en Camellera (Ciaño- Langreo) una planta centrada en la obtención de subproductos a partir de la coquización de la hulla (breas, naftas o creosota). Se configuraban, así, los pilares de un difuso polo carboquímico en la Cuenca minera del Nalón que quedó completado con la fábrica de Productos Químicos Sintéticos (PROQUISA) orientada hacia la producción farmacéutica.
Los años sesenta, dominados en lo económico por el Plan de Estabilización - señalando la apertura al exterior y la definitiva implantación del petróleo y sus derivados – traerán consigo el declive carboquímico y su progresiva sustitución por la petroquímica. Aun así, en 1969 y en el seno de la Empresa Nacional Siderúrgica (ENSIDESA) se abre en Trasona (Corvera) una fábrica de fertilizantes vinculada al ciclo integral de la siderurgia avilesina. Mientras que la SIN cesaba su actividad en los años noventa, el resto de las fábricas han mantenido sus producciones hacia diferentes mercados muy especializados.
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