Industrias
La villa de Mieres experimenta un crecimiento desde el último cuarto del siglo XIX, regulado mediante dos planes de ensanche y reservando, no obstante, al igual que ocurre en otras villas industriosas asturianas, este suelo llano y bien comunicado para las rentas más altas.
Los brazos del crecimiento minero y, sobre todo, siderúrgico que configuraban el motor de la villa capitalina encontraron acomodo en los espacios de borde - como las tradicionales aldeas de las laderas - que experimentaron a lo largo del siglo XX grandes incrementos de población.
Un excelente ejemplo de cómo este proceso transformó una pequeña aldea es el caso de La Rebollada, donde Fabrica de Mieres promovió uno de sus escasos ejemplos de promoción residencial de empresa. En la ladera sobre el lugar que ocupaba la planta siderúrgica se emplazaron viviendas para obreros y empleados configurando un espacio que combina la heterogeneidad formal y la discontinuidad espacial, en un peculiar conjunto- hoy en ruinas o muy transformado- que desciende hasta el arranque de la montaña, donde se ubicó un cementerio protestante en el que reposan los restos del fundador: Numa Guilhou.
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