Puentes de La Maquinilla

Transportes

Puentes de La Maquinilla

Sama de Langreo y Sotrondio

377157848

Puente de Sotrondio

Factoría Duro Felguera

350155016

Factoría de Duro Felguera

522493484

Locomotoras Adaro y DF 38

350136363

Puente de Sama

El ferrocarril general de la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera (SMDF) es una de las vías de comunicación más determinantes en la historia del valle del Nalón. Pese a que en esta línea el transporte de viajeros siempre fue limitado frente a su uso industrial y que su trazado nunca rebasó los límites de la Cuenca fue el complemento insustituible de la gran Duro Felguera de la primera mitad del siglo XX, a cuyo impulso se movía todo el valle.

Evacuando producciones, suministrando insumos y comunicando todos los centros de trabajo de la empresa en los concejos de Langreo y SMRA, este ferrocarril configuró un espacio central en el Nalón, claramente identificado como el núcleo de una comarca industrial nacida en torno a la siderurgia langreana y sus minas de carbón.

La línea nació de tramos anteriores que la Duro heredará, siendo el más importante el de Carbones de Santa Ana, propiedad de la banca Herrero Hermanos, e integrada en la SMDF en 1902 y que, a su vez, había recibido de Hulleras de Santa Ana (1856). De las mejoras realizadas por los Herrero a fines del XIX corresponden estos puentes, conocidos como los de la maquinilla porque la tracción era ejercida por máquinas de vapor de menor tamaño que las del Ferrocarril de Langreo y el del Norte.

El puente de Sama mejoraba la conexión con la planta de la Compañía de Asturias en La Felguera a la que Santa Ana nutría de carbones. El de Sotrondio permitía expedir la hulla de las minas del Rimadero, concesión explotada por dos propietarios independientes: Herrero y Elorduy. La SMDF potenciará este ferrocarril, uniéndolo a ramales propios, como el de Carrocera. Con la construcción del cable aéreo entre el lavadero de carbones de El Entrego y La Felguera en 1959 comenzaría el declive de la línea, que deja de servir a fines de la década siguiente y es desmantelada poco después.

Adquiridos por los ayuntamientos de Langreo y San Martín en 1973, estos dos puentes se convierten en pasarelas peatonales, siendo rehabilitados en dos ocasiones (la primera con aportaciones vecinales) haciendo posible que más de 120 años después de su construcción, estos queridos puentes sigan sirviendo a su valle.

Faustino Suárez Antuña

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