Puerto Viejo

La actividad exigía la transformación de la antigua dársena preindustrial para convertirla en un puerto capaz de hacer frente a la evacuación del mineral, con una infraestructura apropiada para la recepción y el traslado desde los centros de suministro, localizados en la Cuenca Hullera Central. En 1857 entraba en funcionamiento la terminal el Ferrocarril de Langreo y el muelle del Carbón quedaba destinado a embarcar el mineral a los buques por medio de drops. Una nueva terminal, la de la Compañía del Noroeste, se establecía en 1874.

Al objeto de aumentar el tráfico marítimo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX se sucedieron los proyectos de ampliación y renovación de las infraestructuras. Así, se ejecutaba el dique exterior de Santa Catalina (1864) siguiendo el proyecto de Pedro Antonio de Mesa y se mejoraba el área de servicios del muelle. Poco tiempo después se aprobaba el proyecto de modernización que, en relación con la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste, redactaba Salustio González Regueral (1871). La Sociedad de Fomento ejecutaba en 1885 un dique curvo al Oeste y, con los años, el Espigón Central y dos dársenas. Paralelamente se emprendían las campañas de instalación de norays, a cargo del ingeniero Fernando García Arenal. La proximidad tanto al puerto como al ferrocarril fue naturalmente un poderoso estímulo para el establecimiento de numerosas sociedades dedicadas a actividades como la construcción naval, la producción de loza, los curtidos y la metalurgia.

Pese a los proyectos de mejora, el puerto seguía padeciendo problemas estructurales - insuficiencia de calados, de línea de atraque…-  que determinaron el traslado de las labores a El Musel. A mediados de la década de 1980, se llevó a cabo su reconversión un espacio náutico-deportivo y lúdico, desvaneciéndose como resultado de la actuación su tradicional sabor pesquero e industrial.

Natalia Tielve García